miércoles, 26 de noviembre de 2008

El Océano



Se ha escrito mucho acerca de los mares, de sus vientos, de sus mareas, hay muchas historias con principio o final en el mar. Las más grandes civilizaciones se aventuraron a surcarlo, y muchas de esas vidas se quedaron en lo hondo al naufragar.

La ciencia del mar se encuentra en las tabernas de los pueblos que históricamente se adentraron en sus aguas, entre las barbas blancas de los pescadores locales de cada rincón del planeta que dejaban su presente lejos, para adentrarse en la inmensidad del mar.

La esencia del mar no es el plato de marisco que degustan entre trajes y manteles, es ese olor a sal que llega cuando sopla fuerte y las gotas llegan hasta las carreteras...

Hoy no quedan rincones en el mundo sin dueño, o al menos sus dirigentes, han puesto nombre y frontera a todos los lugares, pero en el mar no. En el mar no podrán conseguirlo. Han bautizado a las aguas dependiendo de la distancia con la frontera del país. Los conceptos de Mar Territorial, Mar Nacional y Aguas Internacionales, son solo pseudónimos que plasman la frustración del humano en aquellos despachos que procuran legislar lo inlegislable. Pero el agua no se puede acotar.

Costa da Morte cuentan que recibe ese nombre porque en el pasado, los barcos se adentraban entre la neblina y colisionaban contra los acantilados que dibujan una línea costera irregular… allí se encontraba el fin del mundo, donde las imparables legiones romanas, contemplaron atónitos y respetaron la vastedad de un enemigo infranqueable: el mar.

Luego llegaron los progresos modernos y los peninsulares fueron los primeros navegantes del mundo que lograron ultrapasar los Océanos; Portugueses y Españoles fueron los primeros en llegar a los territorios de ultramar y se hizo evidente que más allá del faro de Fisterre, el mar bañaba muchas más tierras.

Más tarde se hicieron diques, puertos, se concentraron poblaciones frente al mar, que paradójicamente vivieron de espaldas a él. Y esque para el humano parece que no resulta sencillo comprender el mar, y erramos cuando tratamos de anteponernos a él por la fuerza.

En el mediterráneo: se construyó encima del rompiente que ya casi ni existe, y el hormigón está empeñado en ganar terreno sobre el mar. Durante el verano, las colmenas de turistas inundan la costa, con bañadores de flores, zapatillas de esparto, y gorros de paja, en plena armonía con los edificios de catorce pisos, los cubatas, las discotecas y los descapotables.

En invierno; el frio y la humedad desertizan la costa, y el mar sube hasta romper las barreras que el humano puso para el verano, engulle la arena, llega hasta la puerta de las casas, rompe las fachadas, y los paseos marítimos. Es entonces cuando la sociedad se alarma con el cambio climático y proponen fortalecer los diques para contener lo incontenible.

Y si nuestro progreso, corre a la misma velocidad que lo está haciendo hasta ahora y de una forma igual de insostenible, entonces el mar dará buena cuenta de ello, cuando ya no les queden paisajes por deshacer, cuando hayan cortado todos los árboles… y al mar no se le pueda vencer.


Hay una parte de la sociedad que encontró en el mar una diversión que le aleja del asfalto y de aquellas realidades grises de las ciudades, de aquella oscuridad, de esa humanidad inhumana.

Hoy es casi ya Diciembre; en la fachada peninsular que da al Océano, está lloviendo, soplando norte fuerte, los turistas no son turistas, son ciudadanos que vuelven a darle la espalda al mar. Por otro lado esas pulgas flotantes con esos trajes negros siguen estando en el agua, mojándose sobre el mojado, bajo la incomprensión del que observa, pero para ellos, para los que están ahí dentro, el día adquiere otras dimensiones después de regresar del líquido.

Es indescriptible …

Supongo que la sensación de placer es tal porque te exilias de la tierra, porque no estás pisando donde lo hace la gran mayoría de la población, porque surcas lo que históricamente dio miedo al humano y tienes el cuerpo como única propulsión. Porque entras en armonía con Neptuno, y éste te permite bailar sobre sus pulsaciones en forma de paredes…

Quizás por estas sensaciones (y muchos más que escapan a las definiciones), quedó tanta gente enferma y loca con esta obsesión…

Disfruten de ese frio que desertiza las costas y las deja solo para los que de verdad las aman.

Boas Ondas rapaces
Fernando Sánchez

9 comentarios:

Anton dijo...

Precioso. Sé como la mayoría que es imposible plasmar lo que son las olas para los que disfrutamos de ellas, pero te has acercado mucho :-)

Nacho dijo...

Gran Post!
Impresionante de veras.
Un saúdo griposo!

Anónimo dijo...

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Néstor dijo...

Un aplauso!!! si señor, moi bó relato.

Anónimo dijo...

Bonito texto, expresa muy bien lo que sentimos la gente que ama el mar.
Aunque discrepo en que los primeros en cruzar el charco fueran los Españoles, antes que ellos ya fueron otras culturas como los Vikingos o posteriormente los Chinos en el 1419 aproximadamente con mapas que lo confirman como el de Zheng He que dibujo la costa de America unos 70 años antes que Colon, pena que los chinos sean barbilampiños para contar sus historias en las tabernas. Pero bueno esto ya seria otro debate.
Un gran relato, graciñas por compartirlo.
Mesi

Anónimo dijo...

Bonito texto
Pero, igual que el señor Mesi, tambien yo discrepo con algun parrafo.El término "Costa da Morte" no se empieza a emplear hasta principios de los años 20 (del siglo pasado), cuando el historiador y geógrafo Eugenio Carré en su obra "Geografía del Reino de Galicia" hace mención a dicho término, basándose principalmente en una leyenda del Medievo, en donde se le daba este nombre porque se suponía que mas allá del cabo Fisterra existía la nada, o sea, se acababa el mundo.El termino, con relacion a los naufragios se comenzo a utilizar posteriormente, en torno a los años 60, creo.
Alex

Rubén Prieto dijo...

Ferdy, Gracias...
Al final no te puse las fotos con el texto, porque, en este caso, mil palabras sí valen más que una imagen.
Mejor dejar volar la imaginación :)

un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

muchas gracias a Mesi y Alex,
por discrepar con razón en el texto.
muchas gracias a los demás también,
a surfcostadamorte.

Fernando Sánchez

Anónimo dijo...

Hola, creo que sobre los años 1850 y 1930, cuando que fue la época mayor de hundimientos de barcos y fue cuando empezaron a llamarla así.

Ya que murió muchisima gente en naufragios tan sonados cómo en el Serpent en Camariñas (de ahí el cementerio de los ingleses) o El Capitán en Fisterra.

Hay que leer mas libros da nosa terra... que está chea de curiosidades.

Barca



Haber quien da más!!